—Te busca un señor del periódico.
—¿En qué puedo servirle?
—Supe que han fundado un grupo de gente infectada.
—¿Quién se lo dijo, si es algo confidencial?
—¿Tienen o no un grupo así?
—Primero necesito saber quién le dio la información.
—No tema, es necesario dar a conocer esa noticia, que puede ayudar a mucha gente.
—No aceptamos que tomen fotos.
—Que no publiquen nuestros nombres.
—Que nos entrevisten sólo por teléfono.
—Que nos apoyen con medicinas.
—¿Qué vamos a hacer con toda la gente que quiera integrarse?
—¿Cómo saber si son o no seropositivos?
—¡Pidamos la prueba de sangre!
—¿Y si es una trampa?
—¿Quién fue con el chisme?
—¿De veras es cosa seria?
—Queremos comprensión.
—Rogamos aceptación.
—Imploramos una oración.
—Que se nos considere como personas normales.
—Exijamos atención.
—Es urgente que nuestras familias nos acepten.
—Comida.
—Condones.
—Tratamientos especiales, mire mi sarcoma.
—Oiga esta tos.
—Que me quite la pertinaz diarrea.
—Cirugías, mi madre está ciega.
—Medicinas no tengo trabajo.
—Medicinas, medicinas, medicinas.
El señor del periódico se fue llorando, me consta.
Quedó de avisarnos el día en que será publicado el valiente testimonio del grupo.
Nunca nos llamó.
Y un día abrimos el periódico y leemos: “Enfermos de Sida: desde su escondite juran vengarse de la sociedad”.
—Qué grandísimo hijo de puta.
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Nota
Este cuento aparece en Vuelta prohibida. Tomo 1 (Narrativa reunida 1991-2003), Joaquín Hurtado, Editorial Universitaria UANL, Ediciones Atrasalante, 2017.
AUTOR
Joaquín Hurtado
Es escritor y activista en la prevención del VIH/SIDA. Ha colaborado en el suplemento «Letra S» de La Jornada.