Voy a ser directo: el rap es político. No me refiero a que todas y cada una de las canciones de este género musical aborden de forma explícita temas relacionados con lo que tradicionalmente entendemos por política, sino a que, al igual que en el arte en general, o por el hecho mismo de ser humano, el rap tiene inevitablemente un componente político. Tiene lo que nos diferencia de los animales, sobre todo, desde que vivimos en sociedades organizadas, en cuyos asuntos participamos en mayor o menor medida, con el objetivo de lograr el bien común y nuestra felicidad. Posee lo que motivó a Aristóteles a definirnos como animales políticos, al considerar que no podemos ser concebidos fuera de nuestra relación con la comunidad, porque todo lo que hacemos o dejamos de hacer tiene una consecuencia.
En nuestro mundo no hay efecto sin una causa, y nada existe que no haya sido producto de algo anterior. Toda esa energía que transformamos, cualquier acto u omisión de nuestra parte son políticos. Lo político está en el arte, el arte es político y, en consecuencia, el rap, como disciplina artística, también lo es porque siempre hay un mensaje, aun y cuando el artista no pretenda hacer política.
Resulta imposible crear una obra que no contenga una concepción de la realidad, o que no reaccione al lugar y tiempo que nos toca vivir. Todas esas actividades en las que recreamos nuestras vivencias, desarrollamos conceptos o plasmamos sentimientos, al valernos de la materia, la imagen o el sonido, se vuelven arte, y justo ahí se encuentra el rap.
El rap es esa herramienta que da voz a quien busca formas alternativas de comunicar ideas, emociones y una visión propia del mundo. No es canto, ni literatura, ni poesía o teatro, pero merodea por ahí, a la distancia, con recursos lingüísticos y sonoros propios que cultivan su identidad. Es ese componente de la cultura que refleja, en su concepción, un contexto social específico. Es una disciplina con características estilísticas propias, su propia filosofía, una esencia cultural determinada, un mensaje y una misión. Tiene forma y fondo porque sabe que si perdiera su dimensión crítica y se inclinara únicamente por el aspecto estético acabaría siendo meramente ornamental. Es otra manera de satisfacer nuestra necesidad de crear, dejar huella de nuestra existencia y ejercer nuestra libertad.
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AUTOR
Miguel Contreras
Conocido como Quid Comba. Miembro del colectivo Tres G. Forma parte del proyecto La Sarta de Barbajanes.
Audio narración: Sonia Navarro.