El acceso a las áreas deportivas en la ciudad de Monterrey

Los espacios donde se practica el deporte son también espacios donde crece la comunidad. ¿El orgullo de la ciudad alcanza para procurar estos lugares?

Las ciudades son un conjunto de muchas cosas: memorias, deseos, signos de un lenguaje; son lugares de trueque, como explican todos los libros de historia de la economía, pero estos trueques no lo son solo de mercancías, son también trueques de palabras, de deseos, de recuerdos.

Ítalo Calvino

El Área Metropolitana de Monterrey (AMM)1 carece de áreas deportivas de calidad debido a una deficiente planeación urbana y su correspondiente falta de atención en la dotación suficiente de infraestructuras y equipamientos de índole recreativo/deportivo. Existe además una falta de mantenimiento y atención a los espacios ya existentes. Este texto intenta demostrar cómo la falta de atención a estos espacios está íntimamente ligada al individualismo regiomontano y a su desinterés por todo lo comunitario o de carácter público. En este sentido, los espacios y la infraestructura para la práctica del deporte, que podrían ser factores que contribuyan al desarrollo comunitario, además del aumento y mejora a la calidad de vida de los nuevoleoneses, son vistos como poco relevantes.

Fotografía del autor.

Esta falta de planeación y de articulación entre los diferentes territorios administrativos municipales que existen en la actual AMM genera asimetrías en el acceso y la posibilidad de la población de utilizar áreas con infraestructura pública para la práctica del deporte. Existen, a su vez, zonas de la ciudad que cuentan con un excedente de estas infraestructuras y que, sin embargo, no son accesibles para la mayoría de la población. Estos espacios deportivos son de vital importancia para el desarrollo de una comunidad, ya que impactan directamente en su calidad de vida al promover la práctica de actividad física, fortalecen las relaciones sociales y fomentan valores positivos que se traducen en beneficios no solo físicos, sino también psicológicos en los individuos de una comunidad.

IDENTIDAD REGIOMONTANA Y SU CONSTRUCCIÓN DE CIUDAD

Fotografía del autor.

En una ciudad tan heterogénea como Monterrey, existen diversas identidades. Estas conviven, se relacionan y se sintetizan en una multitud de visiones colectivas que en muchas ocasiones tienen puntos de vista diferentes, inclusive contrarios. En el caso de Monterrey, múltiples son los factores que han influido en la construcción de una identidad práctico- utilitaria. Entre estos factores se encuentran dos que considero importantes: la cercanía e intercambio económico con la frontera norte, particularmente con el estado de Texas a finales del siglo XIX y el establecimiento y consolidación de una sociedad industrial a principios del XX.

Estas condiciones de cercanía con el país vecino del norte, así como la lejanía de los centros económicos de importancia regional y de las zonas administrativas —o de poder— localizadas en el centro del país, crearon un fuerte sentimiento de independencia en los pobladores de la región. La respuesta a estas condiciones económico-sociales y geográficas contribuyeron en la creación de esa identidad industriosa regiomontana (Ramírez, 2010).

Los esfuerzos diligentes de la sociedad regiomontana dieron fruto entre finales del siglo XIX y principios del XX, durante la administración del General Bernardo Reyes. En este periodo, y con apoyo del Presidente Porfirio Díaz, se incentivaron diversas industrias como la fundición, el vidrio, el cemento y la cerveza. Mediante exenciones de impuestos a los capitales que invirtieran en la entidad, así como con decretos, como el denominado de «bienes vacantes» que otorgaba la posibilidad de obtener tierra mediante denuncias a tierras subutilizadas o vacías. Estos esfuerzos culminaron con la compra de terrenos para el establecimiento de la Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey2 —símbolo de la ciudad y parte del escudo del estado—, en 1901.

Fotografía del autor.

Este desarrollo de una economía basada en la industria y la correspondiente incorporación de sectores obreros, muchos de ellos venidos de San Luis Potosí y otros estados, crearon la incipiente sociedad industrial regiomontana. La clase acomodada y empresarial, respaldada por un dinamismo económico, hasta ese entonces nunca antes visto en la región, posicionó su discurso industrioso en el que el trabajo era el centro. Este discurso produjo prácticas que terminaron permeando en la identidad de los habitantes de la capital norteña.

Ejemplo de esto fue la aparición de barrios obreros establecidos por los capitales industriales como el de Bellavista, fundado en 1907, colindante a la Cervecería Moctezuma. De igual manera el barrio Acero fue establecido por La Maestranza (Fundidora) en 1928. Los barriosobreros, ubicados a proximidad de las fábricas, en aras de tener disponibilidad de mano de obra a todas horas, vivían al ritmo de las industrias y sus patrones (M. E. Arroyo, comunicación personal, 20 enero de 2021).

Estos antecedentes condensados en la visión pragmática e individualista establecida por las clases hegemónicas industriales fueron tierra fértil para las ideas modernas que surgieron a principios del siglo XX del otro lado del atlántico. El movimiento moderno, cimentado en las ideas del orden y progreso positivista, fue replicado y adaptado al contexto local junto con su forma de hacer ciudad.

La visión del urbanismo racionalista —disciplina encargada de ordenar el territorio de la ciudad—, basada en una confianza absoluta en los nuevos materiales de construcción, así como en la apuesta por lo nuevo como mantra de progreso, no tomaba en cuenta las características de una sociedad y sus particularidades materiales.

Estos preceptos fueron la base ideológica para llevar a cabo un proyecto de modernización de la ciudad mediante el establecimiento de nuevas vías de comunicación, equipamientos y asentamientos. Lo anterior siempre con el auto —símbolo máximo de la modernidad— en el centro de la planeación urbana, olvidándose de la dimensión humana en las ciudades.

Fotografía del autor.

En ese tenor y con las ideas del urbanismo racionalista, se creó a finales de los años sesenta la Ciudad Universitaria (CU) de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), ubicada en el municipio de San Nicolás de los Garza, en aquellos años en las afueras de la ciudad. Este gran polígono, que alberga distintas facultades, posee múltiples infraestructuras deportivas públicas para el uso de la comunidad académica. Cercano a dicho campus se encuentra el parque Niños Héroes que es sede del Centro de Alto Rendimiento (CARE), el cual alberga instalaciones para la práctica de diversos deportes. Estas instalaciones siguen concentrando, junto con las áreas universitarias públicas (diversos campus de la UANL), universidades privadas, el Gimnasio Nuevo León, Ciudad Deportiva, entre otras, las principales zonas con infraestructura deportiva del AMM.

PROXIMIDAD A LAS ÁREAS DEPORTIVAS Y LAS CUALIDADES PARA SU USO

La creación de la CU de la UANL cobra importancia ya que fuera de este campus, los equipamientos ya mencionados y algunos otros —generalmente de índole privado como el Club Campestre o similares—, existen pocos equipamientos deportivos de libre acceso que sirvan a la población del AMM.

En años recientes, una de las nociones que más fuerza ha tomado en el urbanismo a nivel internacional es la ciudad de los 15 minutos. Este concepto, acuñado por Carlos Moreno y puesto en práctica por la Alcaldesa parisina Ana María Hidalgo, pone especial énfasis en crear barrios que cuenten con una combinación de equipamientos, que incentiven los trayectos cortos, que potencien una movilidad urbana sustentable. La idea es tener todos los servicios necesarios para el día a día a una distancia que pueda ser recorrida caminando o, en su defecto, en medios no motorizados como bicicletas, patines, monopatín, entre otros (Moreno et al., 2021).

En ese sentido, realicé un ejercicio para verificar la cercanía entre los espacios deportivos y los habitantes en el AMM (Figura A). Para este análisis se tomaron 259 espacios deportivos en el AMM.3 Para determinar la población directamente beneficiada por cada espacio se establecen las distancias recomendadas según la función del tamaño del área deportiva, parque, plaza, etcétera.

Figura A. Espacios deportivos en el amm y su área de influencia. Elaboración propia con datos de inegi y uanl (2017).

Aunque esta metodología geoespacial tiene sus desventajas, dado que no se consideran ciertas variables como la accesibilidad urbana por el tamaño de las cuadras y las pendientes, podemos conocer grosso modo la población que habita en el área de influencia de estas zonas deportivas en el AMM: 1,305,439. Esto significa que 24% de la población vive cerca de estas áreas deportivas, las cuales representan un total de 153.05 hectáreas de la superficie urbana.

Cabe recalcar que, aunque la población directamente beneficiada podría parecer considerable, muchos de estos espacios no cuentan con las condiciones óptimas para su uso, ya que, en muchos de los casos ni siquiera cuentan con el mínimo mantenimiento. De hecho, Project for Public Spaces (Proyecto para espacios públicos o PPS), agencia estadounidense de urbanismo y espacio público, establece parámetros claros para valorar la calidad de un espacio (Figura B). Uno de los grandes problemas es que la visión utilitaria regiomontana, de la que hablamos con anterioridad, se queda en el mero componente de comodidad e imagen de esta tabla. Habría que preguntar a las administraciones de los distintos municipios del AMM dónde se expresan en cada uno de estos espacios, la multiplicidad de conceptos esbozados por PPS: sociabilidad, usos y actividades, así como su proximidad y conectividad.

Figura B. Atributos que hacen un espacio público exitoso. Elaborada con base en Project for Public Spaces (2023).

En ese sentido, existen casos de esfuerzos político- privados, como el del Centro Comunitario (CC), ubicado en la colonia Independencia. En este proyecto, ubicado en un predio de 7,000 metros cuadrados, se busca otorgar espacios para el crecimiento personal: sala de cine, aulas, salones interactivos, gimnasio, canchas con equipamiento, entre otras amenidades (Muñiz, 2014).

Sin embargo, y como bien apunta Prieto (comunicación personal, 16 de febrero de 2023), dadas las condiciones climáticas de la ciudad, las canchas deportivas son difícilmente utilizables la mayor parte del año en horas diurnas. Monterrey tiene, en los meses de verano —junio a septiembre—, temperaturas que constantemente sobrepasan los 30°C. Los días presentan condiciones adversas para la práctica del deporte al aire libre, dada la fuerte exposición al sol y las temperaturas que se experimentan no solo en verano, sino también el resto del año.

Estas condiciones tornan imperativo adecuar los espacios deportivos para su práctica diurna, mediante la generación de sombra, logrando así ampliar las horas útiles. En Monterrey es común observar que las áreas deportivas privadas, canchas de renta de futbol 7, pádel, tenis, etcétera,se usan preponderantemente en las mañanas y tarde-noche a causa de estas razones.

De lo anterior podemos concluir que, tomando en cuenta las condiciones específicas de la ciudad, los espacios deportivos de índole público que cuentan con estrategias efectivas —techos, techumbres, pérgolas o árboles— y que son accesibles para la población se reducen considerablemente. Esto disminuye la posibilidad de la población de utilizar las zonas deportivas cómodamente durante la mayor parte del día.

LAS ÁREAS DEPORTIVAS COMO RESPUESTA PALIATIVA A PROBLEMAS SOCIALES

Vivir en Monterrey es darse cuenta, al igual que pasa en muchas de nuestras ciudades latinoamericanas, que existen carencias innegables y condiciones asimétricas para los miembros de la población. Las decisiones políticas muchas veces dejan mal posicionados a unos y en ventaja a otros. En el ámbito urbano, el espacio de una sociedad es un testimonio de las decisiones tomadas a lo largo de los años por múltiples actores, generalmente pertenecientes a clases privilegiadas.

Fotografía del autor.

En este sentido, y volviendo al tema central de este artículo, los parques y áreas deportivas de calidad están muchas veces localizadas en zonas consolidadas de la mancha urbana. Sin embargo, y en este punto hago referencia a casos de éxito como los de Colombia o Brasil — Medellín y Curitiba respectivamente—, existen ciudades que han colocado estos espacios como claro elemento articulador de políticas sociales para mejorar la calidad de vida de la población más vulnerable.

En el caso del AMM podemos observar que existen pocos casos —el del CC de la colonia Independencia es clave—, de políticas que intentan mejorar las condiciones de vida de una población mediante canchas públicas y espacios para el deporte. Sin embargo, y aquí no quiero demeritar los esfuerzos que se han hecho a nivel América Latina como en Monterrey, sino cuestionar la génesis de estos; los casos regiomontanos parecieran responder a una estrategia paliativa para tratar problemas estructurales en la sociedad regiomontana (Prieto, 2021).

Muchos políticos locales parecen creer que existe una relación directa entre la creación de espacios públicos y el impacto positivo en la calidad de vida de los habitantes beneficiados, olvidando el concepto de accesibilidad como potencial de oportunidades para las interacciones de un individuo. Potencial que en muchos casos se ve mermado por los horarios laborales y tiempos de traslado de los ciudadanos en una ciudad como la nuestra.

En este punto me remito al inicio del presente artículo, en el que menciono que el desarrollo integral de la personalidad debe considerar al deporte, la actividad física como base fundamental para el crecimiento de cualquier sociedad. Desde el punto de la planeación y el desarrollo de la ciudad, las áreas deportivas deberían existir como parte integral de la conformación urbana y así fomentar y facilitar la práctica de estas actividades, y no colocarse como última respuesta para problemas mucho más complejos y de fondo.

CONCLUSIÓN

El AMM presenta actualmente una crisis derivada de la falta de planeación en los últimos 40 años: crisis hídrica, contaminación del aire, movilidad fragmentada, falta de vivienda asequible a proximidad de centros de trabajo, entre otros. La sociedad regiomontana muestra cada vez más indicios de la falta de capacidad para resolver conflictos y, sin embargo, una de las respuestas para articular múltiples soluciones tiene que ver justamente con el espacio público, las áreas deportivas y las naturales.

El espacio público de calidad es generador y facilitador de encuentros que fortalecen a las comunidades. Las calles y avenidas que, mediante diseño y accesibilidad, interconectan puntos importantes de la ciudad estimulan los trayectos peatonales, la estancia prolongada en ellas y, por ende, la economía local. Las áreas públicas deportivas de calidad incentivan el bienestar de la población al estimular el ejercicio y en general hábitos más sanos, es decir, múltiples problemáticas por las que atraviesa la ciudad podrían ser atenuadas al colocar los espacios públicos y las áreas deportivas como articuladores de políticas públicas.

Estos espacios podrían incorporar tecnologías de infraestructura verde para la captación de agua, fomento de vegetación nativa que asista en la renovación del aire que respiramos todos los días y muchas otras estrategias que han sido ya probadas no solo en Europa sino en América Latina y en ciudades de nuestro propio país.

Estas áreas deberían fungir no solo como articuladores de la región urbana, sino como contenedores de un sinfín de estrategias para el desarrollo de la calidad de vida y de la sociedad regiomontana. La apuesta por estas estrategias debe ser interés de todas y todos; las exigencias sociales y la política pública que las acompañen deberán ir orientadas en ese sentido si queremos comenzar a mejorar nuestra AMM.

_________

Notas

1 Para efectos del presente artículo se consideran los siguientes municipios como parte del amm: Monterrey, San Nicolás de los Garza, Santa Catarina, Cadereyta Jiménez, Guadalupe, Apodaca, Juárez, Santiago, San Pedro Garza García, General Escobedo y García como municipios centrales; y Abasolo, Hidalgo, General Zuazua, El Carmen, Pesquería, Ciénega de Flores y Salinas Victoria como periféricos (SEDATU et al., 2018).

2 La Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey fue también conocida como La Maestranza.

3 El estudio hace diferencia entre parques urbanos —parque de superficie mayor a 1,000 metros cuadrados— y las áreas deportivas —área predominantemente cubierta por equipamiento deportivo (canchas)—. Para efectos del presente estudio se omitieron los primeros.

Referencias

Moreno Carlos, Allam Zaheer, Chabaud Didier, Gall Catherin y Pratlong Florence (2021). «Introducing the “15-Minute City”: Sustainability, Resilience and Place Identity in Future Post-Pandemic Cities» Smart Cities, pp. 96-98. Recuperado de https://www.mdpi.com/2624-6511/4/1/6 el 24 de febrero de 2023.

Muñiz, Erick (2014). «Centro Comunitario Independencia ofrece opciones a zonas marginadas», La Jornada. Recuperado de https://www.jornada.com.mx/2014/08/04/estados/029n1est el 27 de febrero de 2023.

Ramírez, Luis Alfonso (2010). Empresarios regionales: identidad y cultura. En Blancarte, Roberto (coord.). Culturas e identidades. México: D. F.: El Colegio de México. Recuperado de https://2010.colmex.mx/16tomos/XVI.pdf el 25 de febrero de 2023.

sedatu, conapo e inegi (2018). Delimitación de las zonas metropolitanas de México 2015. Recuperado de https://www. gob.mx/cms/uploads/attachment/file/460253/3_Anexo_ cartogr_fico_segunda_parte.pdf el 20 de febrero de 2023.

Autor

Bernardo Ríos Mejía 

Arquitecto y especialista en espacio público, urbanismo y su relación con la calidad de vida. Ha coordinado proyectos sobre regeneración urbana.

Autor

Punto Dorsal
Punto Dorsal, Revista de cultura política es una publicación periódica de difusión de la cultura política y de la participación ciudadana de la Comisión Estatal Electoral Nuevo León.

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