Violentos, agresivos, bravos. Son algunos de los adjetivos con los que se describe a los miembros de las barras de futbol en los medios. Organizados, solidarios, unidos. Quizá estos calificativos puedan también representarlos. Tal vez las barras tienen muchos más matices de los que las personas ven en ellas.
Los elementos que componen la identidad de las aficiones al futbol es un tema de conversación para disciplinas como la sociología, la psicología y la antropología. En los estudios se suele hacer énfasis en el aspecto patológico de sus dinámicas y culturas, se les señala como divergentes a la normalidad social, violentos o inadaptados; sin embargo, es posible también leerlos como participantes activos de organización comunitaria para su realidad social.
Podemos analizar esta situación en cuatro apartados: el primero, enfocado en la comprensión del deporte como formador de identidad y organización, si se piensa en cómo aparecen estas agrupaciones en el escenario social; el segundo, relacionado con los entramados comunitarios y democráticos del barrismo, en que resulta explícito el vínculo entre la organización grupal barrista con las oportunidades colectivas y democráticas; el tercero, en el cual se habla de los obstáculos hacia la colectividad y se problematizan las circunstancias que impiden la consagración del barrismo como dispositivo comunitario; y, por último, estas tres perspectivas se sintetizan en un cuarto apartado que recapitula la conversación atendida y pone de relieve las vicisitudes compiladas del barrismo.
EL FUTBOL COMO FORMADOR DE IDENTIDAD Y ORGANIZACIÓN SOCIAL
El futbol está atravesado por circunstancias culturales que implican la introyección o incorporación de costumbres, creencias y objetivos en la vida de las personas, lo que impacta en la forma en que se organizan de forma grupal. Por lo anterior, en este apartado se exploran de forma sintética las implicaciones sociales de la identidad social que se genera en torno a las aficiones del futbol y la manera en que esta identidad genera dinámicas sociales específicas para la organización social.
Desde épocas anteriores al inicio del futbol como deporte profesional, ya existían grupos de aficionados que se reunían a presenciar el desarrollo de las acciones recreativas alrededor del balón. Los autores Norbert Elias y Eric Dunning cuentan en su libro Deporte y ocio en el proceso de la civilización (1986) que, con el incremento del atractivo de esta actividad y su institucionalización mediante organismos nacionales e internacionales, tales como la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA) y la Futbol Asociación (FA) en Inglaterra, se visibilizaron la creación de comunidades conformadas por seguidores de los clubes de futbol, conocidos con diferentes nombres según su país de origen («hooligans» en Reino Unido, «ultras» en España e Italia, «torcidas» en Brasil y «barristas» en Argentina, México, Colombia, etcétera).
Acompañada con la aparición de los grupos de apoyo a los clubes de futbol, y la atmósfera de espectáculo en masa propiciada en los estadios por cada afición, se amalgamó un folclor del soporte al club de futbol (Robertson, 1995).
Esto se ve reflejado en identidades que atraviesan circunstancias propias, como la localidad donde fue fundado el equipo, las tradiciones de sus habitantes y los colores que portan en sus uniformes. Investigadores como el español Eguzki Urteaga (2013) identifican tres elementos clave de análisis respecto a estas identidades grupales:
Esta identidad figurativa, formada según las regiones donde se gestionan es observable en los grupos de apoyo barristas. En ellas, sus miembros construyen relaciones que amplían sus cadenas interdependientes; así, las barras se entrelazan con las comunidades que habitan. Estas dinámicas también impactan en cómo construyen sus redes de apoyo y en cómo existen interacciones de gestión y participación comunitaria.
Entendemos entonces a los grupos barristas como entes sociales organizados con espacios, pensamientos y objetivos en común, también como una figuración social activa dentro de su realidad social. Con esto en mente, ¿cómo son los Desde las expresiones culturales | Junio 2023 49 aspectos comunitarios generados por la conexión entre las agrupaciones barristas y cómo funciona la homogeneidad grupal formada con base en la identidad social?
ENTRAMADOS COMUNITARIOS Y DEMOCRÁTICOS DEL BARRISMO
Es complicado definir de manera sencilla la gestión comunitaria y la democracia. Estos son conceptos complejos que guardan distintos significados. Por ello es útil tomar un marco de referencia específico, para así vincularlos con el fenómeno propio del barrismo. Retomemos algunos puntos teóricos relevantes sobre comunidad y democracia participativa para luego ejemplificarlo con un caso del deporte sudamericano.
En el libro Teoría y práctica de la psicología comunitaria, Maritza Montero afirma que la dinámica comunitaria se sostiene por la colectividad en su organización, pero para llegar a ese punto es necesario que confluyan distintos factores: el sentido comunitario, la formación de redes de apoyo, y la influencia y el perfil de sus líderes (2003). Estos puntos son las fortalezas de grupos potencialmente comunitarios y han sido identificados en la organización e identidad barrista (de la Garza, 2021), por tanto, es posible decir que las barras son grupos con tendencias a la organización comunitaria. Montero (2003) los identifica de esta forma:
Estas son categorías que forman la identidad y la cohesión social de las barras, nos permiten entender las dinámicas en la toma de decisiones y su vínculo con el proceso democrático interno. El investigador Arturo Pedraza, en su artículo «Democracia participativa y derechos humanos» (2005), dice que la democracia participativa es la implicación activa de los actores sociales involucrados en grupos determinados. Podemos ejemplificarlo con casos concretos de barras, para así profundizar en las relaciones directas que pueden tener las gestiones comunitarias con la consolidación de procesos democráticos:
Barrismo rayado
El Club de Futbol Monterrey cuenta con el apoyo del grupo de animación La Adicción, este grupo barrista se conforma por aficionados organizados en conjuntos más pequeños, usualmente ligados a identidades barriales de las diferentes colonias del área metropolitana de Nuevo León. En este sentido, según la sociología figurativa, observamos una figuración barrista homogénea llamada La Adicción, integrada por cadenas interdependientes que conectan los barrios de Nuevo León, orientadas a un objetivo explicito. Se manifiesta la configuración de una dinámica social enfocada al apoyo de un club de futbol.
Estas mismas agrupaciones toman orientaciones de organización comunitaria al contar con elementos que conforman una dinámica de transformación social. Muestra de ello son las acciones de cambio promovidas por el grupo Fuerza Rayada, que, en conjunto con una organización vecinal, rehabilitaron un espacio público para realizar actividades deportivas gratuitas con las niñas y niños del barrio y promovieron el acercamiento a actividades sociales en la zona. Por ello, se puede afirmar la existencia de líderes sociales que promueven el activismo y que, a su vez, refuerzan la existencia de redes, las cuales brindan sostén al sentido comunitario, además de formar un espacio de diálogo e intercambio cultural en la comunidad, un lugar seguro de convivencia barrial y, por lo tanto, de activismo político.
Democracia Corinthiana
En abril de 1964, en Brasil se consolidó un golpe militar que desembocó en una dictadura de 21 años. Este hecho fue consecuencia de decisiones imperialistas tomadas por el Gobierno de Estados Unidos, el cual tenía en
mente desestabilizar Gobiernos opositores al régimen capitalista, al afectar la libertad en la toma de decisiones autónomas por parte de los pobladores de Brasil y de toda Sudamérica. Por estos acontecimientos se suprimió la elección popular directa del Presidente, los movimientos considerados democráticos o contrarios a la dictadura eran perseguidos, torturados y reprimidos, una muestra de terrorismo de Estado, por ello, acciones que mostraran acercamiento a prácticas populares eran riesgosas.
En este contexto, en 1982, el Sport Club Corinthians Paulista, mejor conocido como Corinthians, mostraba una alternativa subversiva y novedosa de organización deportiva. Esta se basaba en el impulso de una identidad colectiva que involucraba a todos los elementos de la institución deportiva en la toma de decisiones, tanto dentro como fuera de la cancha, los integrantes tenían derecho a voz y voto para elegir alineaciones, compra de uniformes, refuerzos del plantel, elección de directivos, etcétera, los integrantes eran parte de procesos de participación social en las calles de Brasil. Mediante la presión mediática que conlleva la difusión masiva del futbol, fueron ejemplo de gestión comunitaria jugadores como Sócrates Brasileiro Sampaio de Souza Vieira de Oliveira, conocido simplemente como Sócrates. Su liderazgo impulsó redes comunitarias sólidas que se extendieron más allá de la dinámica o configuración deportiva interior de su club, un objetivo que a la postre se consolidaría con el restablecimiento de las elecciones democráticas del país en 1988.
En ambos ejemplos se observan acciones de colectividad íntimamente relacionadas con identidades, pensamientos y acciones en que las decisiones afectan a sus integrantes y que tienen un acercamiento importante hacia el ideal social comunitario. Por tanto, se pueden tomar como punto de partida para la consolidación de ejemplos prácticos de éxito para incentivar la participación en actividades democráticas.
OBSTÁCULOS HACIA LA COLECTIVIDAD COMUNITARIA
Hasta ahora se han abordado puntos que favorecen la conformación de los grupos barristas como elementos de cambio social y de promoción a una participación democrática por sus elementos favorables en vínculo con lo comunitario. Sin embargo, también existen puntos contrarios que deben ser señalados y problematizados para su cuestionamiento social.
Estos puntos están ligados directamente con la cultura que atraviesa a los actores sociales que conforman la figuración barrista y desemboca en situaciones de violencia social representada en los escenarios del folclor deportivo, tales como los estadios, bares deportivos, etcétera. Alabarces, Zucal y Moreira (2008) señalan a la «cultura del aguante» como uno de los factores de las violencias ligadas con el machismo, permeable en los grupos masculinos, ahí se enaltece la figura del varón como guerrero que está en condición de aguantar los golpes físicos y mentales de una pelea contra un rival representado mediante el otro en el plano deportivo, en la cancha y en la grada.
En la cultura del aguante y en el machismo social imperante nos encontramos con prácticas de segregación por sexo, en que no todas las personas pueden ocupar espacios sociales de forma equitativa, se observa una exclusión o repulsión de lo femenil en un espacio tradicionalmente pensado como varonil. Esto se evidencia en interacciones emergentes en las cadenas interdependientes digitales de redes sociales (de la Garza y Cervantes Niño, 2022), donde los mensajes de odio y discriminación son frecuentes respecto a la percepción social del futbol femenil por parte de los aficionados.
Estas cuestiones, tanto de violencia física y verbal como de segregación por sexo, son contrarias a una concepción colectiva de las dinámicas sociales y, en consecuencia, están en contra de un estímulo comunitario de la gestión grupal. Obstaculizan la consolidación del dispositivo grupal barrista como elemento que permite la participación social requerida en la concepción de la democracia participativa.
LAS BARRAS COMO ENTIDADES COMPLEJAS
Las interrogantes sobre las diferencias en la organización de la multitud de figuraciones barristas en México y el mundo son aún demasiadas para sentenciar que son elementos contraculturales por excelencia; sin embargo, hay razones suficientes para creer que pueden fungir como elementos de cambio importantes en la realidad próxima donde pertenecen. Sus elementos de configuración, orientados hacia el diálogo y crítica colectiva pueden dar pie a que más gente se sume en forma de cadena interdependiente a la red comunitaria que da entrada a la participación en su entorno.
De igual manera, está pendiente analizar mucho sobre las pasiones sociales que mueven al deporte, pero se puede afirmar que el contar con un medio de cohesión social que brinde identidad a esa multitud de personas con un interés común puede invitar a su vez a la reflexión social y, en consecuencia, a su transformación. Esto sienta los elementos base de una comunidad con sentido de sí misma, genera lazos representantes de sus redes comunitarias y fomenta espacios donde los líderes sociales pueden emerger para la movilización masiva de la población.
Finalmente, los obstáculos detectados para esta conformación se vinculan con la replicación de problemáticas sociales que permean en la sociedad, como lo es el machismo. Tener en mente que las agrupaciones deportivas son réplicas mimetizadas de la cultura social es una llave hacia el entendimiento de la repetición de violencias en las estructuras sociales hegemónicas y, por tanto, de su resolución pacífica.
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Referencias
Alabarces, Pablo, Zucal, José y Moreira, María (2008). «El aguante y las hinchadas argentinas: una relación violenta», Horizontes antropológicos, vol. 14, no. 30, pp. 113-136.
De la Garza Tolentino, Carlos David (2021). Organización y transformación social con el barrismo del futbol mexicano; el caso de «La adicción», Club de Futbol Monterrey. Tesis de maestría. Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey, N. L.
De la Garza Tolentino, Carlos David y Cervantes Niño, José Juan (2022). «Futbol femenil y discriminación de género en redes sociales: Twitter y periodismo deportivo en México 2020», Revista de Ciencias Sociales, vol. 31, no. 48, pp. 77-108.
Elias, Norbert y Dunning, Eric (1986). Deporte y ocio en el proceso de la civilización. México, D. F.: Fondo de Cultura Económica.
Montero, Maritza (2003). Teoría y práctica de la psicología comunitaria. Buenos Aires: Paidós.
Pedraza, Arturo (2005). «Democracia participativa y derechos humanos», Revista Aportes Andinos, no. 13.
Robertson, Roland (1995). «Glocalization: Time-space and homogeneity-heterogeneity», Global modernities, vol. 2, no. 1.
Urteaga, Eguzki (2013). «El pensamiento de Norbert Elias: proceso de civilización y configuración social», Barataria. Revista Castellano-Manchega de Ciencias Sociales, no. 16, pp. 15-31.
Autor
Carlos David de la Garza Tolentino
Maestro en Ciencias Sociales con Enfoque en Desarrollo Sustentable por la Universidad Autónoma de Nuevo León.