A la orilla del álamo. Parás, joya arqueológica del noreste

Ubicado en la región noreste de Nuevo León, el municipio de Parás conserva su esencia de pueblo rural con su casco histórico, plaza principal y su vegetación típica. Además, guarda en sus fronteras la zona arqueológica de Piedras Pintas.

Ubicado en la región noreste de Nuevo León, el municipio de Parás estaba poblado por los alazapas, grupos de cazadores, pescadores y recolectores que practicaban desplazamientos estacionales pero también habitaban rancherías.

Un rastro de su presencia se encuentra en los petroglifos de Piedras Pintas, principal atractivo turístico a 50 kilómetros al noroeste de la cabecera municipal. En la roca localizada en la margen izquierda del río Sabinas, grabaron estrellas, soles, serpientes, huellas de animales y grecas. Estos registros son predecesores de los sistemas de escritura, porque incluso los trazos de líneas rectas y paralelas, rombos, cuadrados, triángulos y círculos y círculos concéntricos poseen un sentido, los cuales podrían constituir un código temprano de escritura grabado sobre las rocas de arenisca.

Las inscripciones las realizaron grupos anteriores a los que encontraron y recogieron los españoles a fines del siglo XVII en pueblos y misiones como la de San Nicolás de Gualeguas.

La porción norte de Agualeguas estaba conformada por suelos claros y fértiles, propicios para la agricultura y la ganadería, en donde se establecieron algunos ranchos como El Huizachal de los Canales. Esta área se ubicaba entre el río Álamo y el arroyo El Huizachal, con límite al norte con el río Sabinas. Estas actividades económicas fueron formadoras de población y estuvieron relacionadas con la fundación de Parás.

A partir de 1848, cuando se recrudecieron las incursiones de los indios de las praderas de Estados Unidos, los propietarios decidieron segregar sus ranchos y terrenos de Agualeguas con el objetivo de establecer en los terrenos baldíos del Huizachal de los Canales una población que garantizara la seguridad de vecinos, labores de cultivo, tierras de pastoreo y caminos.

Frontón de Piedras Pintas, en sus paredes se observan petroglifos de las culturas originarias de la región. Nuevo León Travel.

En respuesta a la solicitud del 19 de septiembre de 1850 del grupo de propietarios, encabezado por José María Flores, el Congreso del Estado decretó la fundación de la Villa de Parás el 17 de febrero de 1851. Se le asignó el nombre del ex Gobernador José María Parás Ballesteros, aunque los vecinos le llamaron Villa de los Dulces Nombres.

Parás recibió una importante concesión en medidas agrarias de 16 sitios de ganado mayor y siete caballerías de tierra. Colindó al norte con Guerrero y al este con Mier, Tamaulipas; al sur con Agualeguas y al oeste con Vallecillo.

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Como ejido, se le señaló un sitio de ganado mayor y se le concedió cantidad de agua del río Álamo en calidad de propios. Junto a los útiles de labranza, el Gobierno del estado remitió rifles y miles de proyectiles fulminantes.

Surgieron muchos ranchos y rancherías conurbadas a la villa, como El Tanque, donde se estableció el primer Ayuntamiento electo el 1 de noviembre de 1851; asimismo, Ballesteros, La Casita, Canaleño, Santa María, San Bartolo y Ojo de Agua; después, La Ventura, la de mayor población; Valparaíso, Charco Blanco y Amolillo.

La agricultura producía maíz, frijol, garbanzo, granada, melón, sandía, calabaza, caña de azúcar, piloncillo, cebada, rastrojo y guajes para la producción de forraje; y la ganadería principalmente era de ganado vacuno.

La hacienda municipal no podía cubrir con regularidad los gastos de la administración por ser pocos los ramos que producían rentas y no poder arrendar los terrenos del ejido por falta de una saca de agua del río Álamo. Por esa razón, no hubo recursos para levantar casas consistoriales, cárcel ni escuela pública.

La cárcel se edificó en 1861 y la capilla de los Dulces Nombres en 1863. El Gobernador Viviano L. Villarreal, en visita del 30 de abril de 1881, ordenó construir fincas a los dueños de solares mercedados y conminó a los vecinos a contribuir para construir los edificios públicos.

El aislamiento de Parás fue resuelto con la comunicación ferroviaria de la vía Monterrey-Matamoros en 1884, cuando se permitió hacer el viaje en tren hasta Los Herreras y de ahí continuar en carruaje. En 1939, un ramal lo unió con la carretera Monterrey-San Pedro de Roma; en 1950, a la carretera Miguel Alemán-Nuevo Laredo cuando se tendió la carretera Sabinas Hidalgo-Parás; y en 1962 se concluyó el eje transversal General Treviño-Agualeguas-Parás.

En 1962, llegó el agua potable y el alumbrado público y domiciliario. En la plaza principal se instaló desde 1939 el primer kiosco; un nuevo edificio para la primaria Aquiles Serdán; un centro de bienestar social; la clínica rural y el edificio social del Club Femenil Parás.

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El municipio dependía de la corriente permanente del río Álamo, cuyas aguas eran almacenadas en la presa de Parás y derivadas por la acequia madre hacia las propiedades. Sin embargo, su curso quedó seco con la construcción de la presa de Sombreretillos, en Sabinas Hidalgo.

Parás sufrió los rigores de las sequías y la inseguridad con repercusiones económicas y sociales. Muchos ranchos quedaron improductivos, las casas abandonadas y como secuela la gente migró a puntos de Nuevo León y Estados Unidos. Por consecuencia, se produjo un decrecimiento de su población y bajó de los 1,000 habitantes.

Parás conserva su esencia de pueblo rural norestense con su casco histórico, la plaza principal, parque del río Álamo con sus fresnos, álamos, ébanos y sauces. Asimismo, preserva sus tradiciones como los actos de aniversario de su fundación, el 17 de febrero, que incluye la típica cabalgata, así como las fiestas patronales de la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, el 26 de junio.

La primera cronista, Mirtha Hinojosa Ruiz, promovió la erección del busto de José María Parás Ballesteros en la plaza principal, inaugurado en noviembre de 2004. Además, se elaboró en 1992 un nuevo escudo heráldico, en cuya parte inferior se lee el nombre y lema del municipio: «Parás, N. L., Siempre progresista».

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Edmundo Derbez García

Editor y escritor de divulgación. Coordinador del Centro de Documentación y Archivo Histórico de la UANL.

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Punto Dorsal
Punto Dorsal, Revista de cultura política es una publicación periódica de difusión de la cultura política y de la participación ciudadana de la Comisión Estatal Electoral Nuevo León.

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